19 Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
20 Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.
Pensándolo un poco, desde que comenzó su ministerio , a Jesús no se le conoció ningún, domicilio, nada de lo que pudiera llamarse "casa", sino que vivió donde era recibido, ya sea lo que fuera el anfitrión y eso durante 3 años.
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